Andrea Rivera opina sobre expresiones de Rafael Correa en sabatinas.
Expresiones de “un Correa”
El concurso para designar a las nuevas Consejeras y Consejeros del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, por lo visto tiene medio alterado a “un Correa”, lo he notado al escuchar parte de sus expresiones durante las dos últimas sabatinas.
Al parecer el reglamento que rige para el concurso no le agrada a este personaje, manifiesta su temor de que “los mismos de siempre” se le “infiltren” en el CPCCS ¡otra vez! Muestra su miedo de que así sea, además de sus ideas erradas al pensar que una institución que forma parte de otra función del Estado, como lo es la Función de Transparencia y Control Social, es de su propiedad, por lo que de él dependería quién entra y quién sale.
Y es muy comprensible, ya que a “un Correa” le agradan las personas que no le contradicen, que no le critican, que no hacen bromas sobre él, que alzan manos, aplastan botones, aplauden en las sabatinas, repiten lo que él dice, defienden sus intereses, le obedecen y además, se comen sus sánduches. Y yo, “una Rivera”, como él me identifica, obviamente no me comporto de esa manera.
A él no le gusta que yo sea Consejera del CPCCS, sus razones tendrá, y no le juzgo, porque es mutuo, a mí tampoco me gusta que él sea Presidente de la República. Pero tanto en su caso como en el mío, hemos llegado a estos espacios, yo por concurso de méritos y oposición, él por votación popular; y aunque no sea de su agrado cumpliré el período para el que fui designada legalmente, en su caso, quién sabe, ya que su mayoría parlamentaria está por reformar la Constitución aprobada por millones de ecuatorianas y ecuatorianos en la que se permite la reelección por una sola vez, para dar paso a la reelección indefinida.
Durante el año 2010, luego de un proceso en el que se valoraron ciertos méritos, en mi caso, la preparación académica, experiencia laboral, una trayectoria de participación y liderazgo en organizaciones sociales, estudiantiles, de mujeres y barriales, entre otros aspectos; sumado a la prueba de oposición, así como la acción afirmativa por ser menor de treinta años; todos estos aspectos contemplados en la respectiva Ley, me permitieron obtener el puntaje necesario para ser Consejera del CPCCS.
Se equivoca “un Correa” cuando dice que me dieron puntos por “tira piedras” o por “vaga”, esas posibilidades no se contemplan en el reglamento aprobado por el CNE de aquella época y presidido por Omar Simons, hoy Secretario de la Presidencia. Tampoco se contempla la posibilidad de recibir puntos por haber sido abanderada, como varias veces ha expresado “un Correa” que debería puntuarse en estos concursos; si así hubiera sido, de igual manera me beneficiaba, ya que en mi caso fui Abanderada del Pabellón Nacional en la primaria, así como Escolta del Heraldo del Colegio, en la secundaria.
El reglamento que estuvo vigente durante el proceso en el que me postulé, así como el reglamento vigente para el actual concurso, no fueron elaborados como manifestó “un Correa”, por “los tres chiflados”, fue aprobado en las dos ocasiones por los Consejeros y Consejeras del Consejo Nacional Electoral, pero tampoco son los principales responsables, es decir, no es un invento de estas personas, sino que se basa en la Ley Orgánica del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, elaborada no por “chiflados”, sino por asambleístas, entre ellos Betty Tola, hoy Ministra de Inclusión Económica y Social. Y bueno si a “un Correa” no le gusta esa Ley, sabemos que con una orden, sus asambleístas de Alianza País la pueden cambiar, para él eso no representa mayor problema.
Quiere asegurarse que en esta ocasión y en las próximas, en el CPCCS, la autonomía e independencia quede escrita y no sea real, que los procesos participativos y los mecanismos de control social sean promovidos, siempre y cuando sean afines a su política, que la lucha contra la corrupción siga solo en el slogan y que los procesos de designación den como resultado tener autoridades manipulables y temerosas de su excelencia.
No he sido el tipo de persona que a él le agrada. Soy una cuencana que tuvo oportunidades de estudiar, de crecer, de aprender, de liderar, de trabajar; en una familia, en una unidad educativa, en organizaciones sociales y políticas, en una ciudad; en las que me he ido formando. Orgullosa de todo eso, de mi origen, de mi ideología y también de que él se refiera a mí de esa manera, porque cuando ataca a alguien, mujer u hombre, ecologista o maestra, ambientalista o comunicador social, caricaturista o líder social, indígena o de la comunidad GLBTI…es porque algo estamos haciendo bien, de eso no tengo duda.
Por cierto quisiera aclarar que en esta carta me he referido al Presidente como “un Correa”, ya que es la forma como él se refirió a mí en la última sabatina, como “una Rivera”, pienso que las personas tratan a otras como quieren ser tratadas; sin embargo por mi parte prefiero tratarlo como Rafael Correa Delgado, y por cierto, yo soy Andrea Elizabeth Rivera Villavicencio, temporalmente Consejera del CPCCS y siempre una mujer comprometida con las organizaciones sociales y populares, con la participación social, plural y democrática, con los derechos humanos y con el verdadero cambio social.
Andrea Rivera Villavicencio
Quito, marzo 04 de 2015